sábado, 26 de diciembre de 2009

La tía María.


Entro a la sala de velatorio y me encuentro con mis dos primas, Elena y Herminia. Las saludo con mi  pésame y me acerco al cajón, donde yergue mi tía María fallecida tras una larga enfermedad. Hago la señal de la cruz, rezo unas oraciones para su reposo eterno y deposito un ramo de flores  sobre sus manos.
Miro discretamente a mi alrededor y puedo contabilizar tan sólo doce  personas conmigo incluida. Hay una sola palma que dice ¨ TU ESPOSO E HIJAS¨ .
Las personas asistentes me entero después que son: el esposo, que es mi tío Juan, Elena con uno de sus hijos, que se llama Jonathan, Herminia con su  marido, los demás son algunos vecinos y yo.
No fue muy fluido el diálogo que mantuvimos una vez que nos sentamos fuera de la sala principal, adónde fui llevada para conversar.
 Me comentan que estuvo enferma cerca de dos años, con síntomas suaves primero pero que se fue complicando más tarde debido a su edad, y sus intestinos dejaron de funcionar.
No me encuentro muy cómoda con mis primas a las que hace casi cuarenta años que no veo. El recuerdo de entonces fue una despedida, ya que se iban a vivir a Buenos Aires. Por supuesto que sus rostros y figuras no concuerdan con lo que yo tengo grabado de aquella época.
De vuelta a mi casa empiezo a  rebobinar detalles del pasado.
 Una noche apareció en mi casa materna mi tía con sus dos hijas, adolescentes. Dijo que viajaba a Buenos Aires, tenía los pasajes comprados y como nosotros vivíamos a  dos cuadras de la estación de trenes, las acompañamos. Para mis padres fue una despedida triste, porque María era muy querida en mi casa. Y porque además acababan de enterarse que mi tío Juancito la había cansado de infidelidades. Como María era tan callada y discreta le había aguantado hasta que se sintió fuerte con sus dos niñas grandecitas y decidió irse lejos.
No supimos más nada de ellas por muchísimos años. Un día recibimos una carta donde nos relataba que estaban bien, que las chicas terminaron la secundaria allá, que ella trabajaba en casas de familias para mantenerse y mantener a sus hijas. Que Elena seguía estudiando danzas y que le iba muy bien, que estaba en tratativas con una compañía por un contrato en un teatro importante de Capital.  
Elena  era la menor, y estudiaba danzas aquí en Santa  Fe, antes de irse. La noticia nos alegró muchísimo, pues se lo merecían.
                                                                   
                                                                Continuará…